“El avión de papel”
Francina Merou
Las campanadas de las doce me despertaron, pues solo llevaba 2 días viviendo con mi abuela y no me había acostumbrado aún a la molesta manera que tenían las campanas de la iglesia para dar a conocer la hora. Harta de aquel ruido, bajé las escaleras de la mansión a cerrar las ventanas para que, de alguna forma, aquel estúpido sonido sonara más bajo y me dejara dormir.
Después de cerrar puertas y ventanas sin conseguir ahuyentar las campanadas, un ruido procedente de la cocina me asustó. La curiosidad me obligó a ir a ver qué ocurría pero, al atravesar el pasillo vi, al otro extremo de este, un niño ataviado con un pijama ahí plantado.
-¿Puedes ayudarme? -me dijo con un hilo de voz. Su ropa estaba bastante gastada y su pelo desgreñado. Me resultaba familiar y no tuve el valor de negarle mi ayuda.
– Claro, ¿qué necesitas? -solté, temblando.
– Ayúdame a alcanzar mi avión de papel. -dijo señalando la parte superior de un armario- Le prometí a mi hermana que le regalaría un avión de papel y cuando lo he probado se ha colado por la ventana hasta ahí arriba. Ayúdame a alcanzarlo. -me contó en un tono monótono.
Solo tuve que ponerme de puntillas ya que el armario era bastante bajito. Le di el avión de papel y caminó hacia la puerta sin dirigirme la mirada. Lo seguí.
– Gracias. -me dijo. Se quitó una pulsera azul que llevaba y me la acercó.- Te la regalo. -Se lo agradecí.
– ¿Ya te marchas? -me giré y vi a mi abuela bajando las escaleras de la mansión.- Las 7 es un poco pronto, ¿no crees?
– ¿Las 7? Pero si apenas es de noche. -me di la vuelta señalando el cielo pero éste había cambiado de noche a día y el chico no estaba.
– Por cierto, no me había fijado en tu pulsera. ¿Sabes? Mi hermano mayor tenía una muy parecida. -antes de que pudiera contestar, aquellas estúpidas campanas sonaron confirmando que eran las 7.